Mientras descansábamos en Rabanal de Luna en la Babia
leonesa después de ascender a Peña Ubiña, buscábamos una rutilla que nos
completara nuestro corto periplo por estas montañas. Encontramos información
sobre el Morronegro, una cumbre de 2.151 m que nos atrajo desde el inicio.
Buscamos información y nos entusiasmamos con ella. El día siguiente nos
preparamos para recorrer sus praderías y ascender a esta cima tan emblemática.
El recorrido nos llevará desde Torrestío (1.230 m) a través
del Valle de Valverde para ascender el Collado del Queixeiro (1.761 m) y desde
éste, ascendiendo el Pico Pielda (1.964 m) para a continuación coronar el
Morronegro. Primero por su cumbre norte (2.151 m), después hacia su cumbre sur
(2.138 m) y descender a través del Alto de la Loma (2.062 m), el Arca (2.002 m) y
Peña Azmón (1.954 m), para regresar hasta Torrestío. Una rutilla circular,
asequible e interesante.
La aproximación la hacemos desde León tomando la autopista
AP-66, la cual abandonamos en la salida del embalse de los Barrios de Luna. A
continuación tomamos la carretera LE-401 (CL-623), pasamos Sena de Luna y
después tomamos derecha dirección San Emiliano (CV-102-11). Atravesamos la
población y nos dirigimos hacia el Puerto Ventana. Justo antes de empezar a
ascender el puerto y, por nuestra izquierda, tomamos un desvío hacia Torrestío
(CV-77-1) hasta llegar a esta aldea lugar de inicio de nuestro recorrido.
Aunque las previsiones climáticas para este día auguraban
una jornada con ocasionales tormentas, decidimos realizar la excursión. En
Torrestío atravesamos todo el pueblo y aparcamos el coche justo cerca de las
últimas viviendas antes de salir del pueblo. Un cielo de amenazantes nubes
grises casi lo cubren por completo. Algunos claros por donde se cuela una luz
transversal, nos animan a empezar a caminar. Justo al final de la última casa
del pueblo y por nuestra izquierda (SW), parte una pista bien definida, ancha y
empedrada. En su inicio vemos un panel informativo.
Se trata del antiguo camino
que une las poblaciones de Torrestío y La Majúa. Será la dirección que
tomaremos inicialmente. El camino se eleva rápidamente hasta alcanzar la cota
1.500 donde empieza a llanear largamente. Atravesamos el Llano de La Valunga por el Valle de Valverde. La
pista recorre el ancho valle casi sin elevarse, entre amplios prados secos por
el final del estío. A nuestra izquierda el arroyo Valverde nos separa de las
redondeadas lomas por donde asoma el cerro del Morronegro. A nuestra derecha pasamos primero Peña
Redonda (1.926 m) separada de Peña Vallera (1.842 m) por el valle de Sousas.
Hacia el km 2.6 y a unos 1490 m, nos desviamos dirección SW para cruzar el
arroyo Valverde y tomar un sendero bastante bien definido que asciende
diagonalmente entre brezales, piornales y secos prados. Seguimos unas claras
marcas (maderos clavados en el suelo con una franja blanca en su parte alta).
Por momentos el sendero queda camuflado entre los agostados prados, hay que
fijarse en los hitos de madera. Finalmente llegamos a una amplia majada en cuyo
centro un alto hito metálico de los usados para medir el nivel de la nieve en
invierno nos sirve de referencia para cambiar dirección y abandonar el sendero
marcado que seguíamos. Llevamos 4,22 km y estamos a 1.710 m.
Continuamos dirección S para ascender “a saco”, sin sendero
evidente hasta alcanzar el Collado de el Queixeiro entre el alto del mismo
nombre (alto del Queixeiro 1.761 m) y el Pico Pielda (1.964 m). Giramos
izquierda para afrontar la subida hasta el Pielda, rápidamente alcanzamos su
cumbre (5,05 Km a 1.964 m). Nos tomamos un pequeño respiro y contemplamos las
espectaculares vistas. Por poniente un precioso circo con Peña Orniz (2.191 m),
Torre de Orniz (2.182 m), Muria Brava y Pico Blanco (2.070 m) completan el
anfiteatro.
Por el sur Las Avanzadillas (1.922 m) y Peñas del Pozo Lao (1.890
m). Hacia levante una amalgama de cerros, picos y lejanos altos son atravesados
por unos negros nubarrones con cortinas de agua lo que nos alerta de la
proximidad de la tormenta. Tomamos dirección norte hacia la pirámide culminal
de Morronegro con sus pedregales y su alto desnivel. Nos damos prisa, primero
bajamos con rapidez hasta el Collado (1.935 m) para continuar con ligereza
siguiendo un sendero poco evidente marcado con hitos de piedra. Atravesamos
lanchares y pedregales, rellanos herbosos con toda la celeridad que podemos
para alcanzar la cumbre. A pesar de la rapidez que imprimimos en la subida, la
tormenta nos alcanza antes de coronar. ¡Chubasqueros y cubre mochilas!. Nos
resguardamos y soportamos el chaparrón con estoicidad. El ambiente se refresca
y lo agradecemos. El baño cesa rápido mientras hacemos cumbre.
Llegamos al Morronegro, 2.151 m, después de 6,1 km y 2,30 h.
En el mismo vértice geodésico somos sorprendidos por un enjambre de moscas y
hormigas voladoras. Tenemos que huir para librarnos del acoso. Tomamos
dirección SE para hoyar la cumbre sur (2.138 m) y, desde aquí comenzamos la
bajada hacia el Alto de la Loma (2.062 m) la cual divisamos frente a nosotros.
Desde este Alto y siguiendo un sendero poco evidente nos
acercamos hasta el siguiente alto. El Arca de 2.002 m, con su cresta rocosa. Lo
ladeamos por la izquierda tomamos dirección norte por entre peñascos rocosos,
turberas de esfagnos y droseras para lograr alcanzar el último alto del día.
Llegamos a Peña Azmón (1.954 m) después de 8,94 km y 4,38 h.
Otro enjambre de
moscas y hormigas voladoras casi nos impide tocar su vértice. Nos apartamos
para disfrutar del paisaje aunque los nubarrones siguen amenazándonos.
Decidimos empezar la bajada
rápidamente. Desde Peña Azmón hacia la pista que vemos claramente más abajo se
antoja bastante dificultosa. Sin sendero ni hitos que marquen el camino,
bajamos a saco, intuitivamente buscando las zonas más claras. Unos tupidos
brezales bajos nos hace esta primera parte más cómoda.
A pesar de la severa
inclinación con la ayuda de bastones, atravesamos lanchares y brezales bajos. A
medida que descendemos la altura de estos brezales aumenta. La presencia de
pinares, altos brezos y piornos nos cierran el paso. Con dificultad los
cruzamos, procurando evitar los arañazos. Alcanzamos el fondo de un húmedo
barranco el cual cruzamos para afrontar la pequeña subida por la otra vertiente
entre un tortuoso y elevado genistar. Finalmente llegamos hasta la pista,
exhaustos y sudorosos. Esta bajada habría que balizarla por el bien de futuros
compañeros. La bajada tiene mucho desnivel y es bastante complicada e incómoda.
Desde la pista solo queda dejarse caer hasta alcanzar
Torrestío. Es el momento de la charla, las risas y las confidencias. La
llovizna aligera el andar y algunos rayos solares que atraviesan los negros
nubarrones colorean el obscuro paisaje. Alcanzamos finalmente Torrestío. Sólo
queda atravesar el pueblo y regresar a nuestro coche antes de que la lluvia
apriete.
Los datos finales son como siguen:
Distancia total recorrida: 12,51 km
Tiempo total invertido: 6,09 h, de las cuales 4,09 h en
movimiento y 2,00 h detenidos (3,00 Km/h)
Desnivel total acumulado: 921 m.
Texto y Fotografías: Arielle & Enric
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